Los fallos de seguridad están ahí cuando se trata de dispositivos domésticos inteligentes. La modernización tiene su precio y el hackeo es uno de ellos. Como dispositivos inteligentes para el hogar se entienden todos aquellos aparatos electrónicos que funcionan de manera autónoma al conectarse a una red wifi, otro dispositivo…
Un termostato inteligente, un sensor de temperatura, un aspirador que aspira solo o, incluso, la mismísima Alexa son un ejemplo de este tipo de dispositivo. ¿Todavía no tienes ninguno porque no tienes dinero para comprarlos? Estás a tiempo si te pides un préstamo en avinto.es, pero no compres el primero que veas en internet y asegúrate de que sea bueno.
Desde esta entidad puedes solicitar hasta 300 euros con los que empezar a hacer de tu casa un hogar más inteligente siempre y cuando tengas en cuenta que no son invulnerables. Así lo dice la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) después haber realizado un análisis en profundidad.
Vulnerabilidad de los dispositivos
Tu casa es “hackeable” como tantas cosas en esta vida; eso tenlo claro. Según un informe de la OCU y el grupo Ecoconsumers llamado Hackable Home, los hogares tienen una vulnerabilidad crítica o grave. De hecho, 10 de cada 16 aparatos probados así lo ha demostrado.
Este análisis se ha realizado tomando como referencia dispositivos domésticos de España, Portugal, Italia y Bélgica que ya se analizaron en 2018. 3 años después puede afirmarse que los fallos de seguridad siguen ahí en casi todos los aparatos de uso doméstico.
Los dispositivos examinados con lupa fueron, entre otro:
- Sistemas de alarma
- Cerraduras
- Routers Wi-Fi
- Aspiradoras robot
- Timbres
- Procesadores de alimentos
- Monitores para bebés
- Juguetes sexuales
En total se detectaron 54 fallos de seguridad, lo que otorga una vulnerabilidad bastante importante como para tener en cuenta. Cuando los dispositivos tecnológicos eran de marcas desconocidas, los fallos eran más graves. Esto no significa que fabricantes de renombre hayan superado las pruebas porque no ha sido así.
Entre los problemas más graves detectados se encuentra la falta de encriptación en la comunicación, la mala programación o las credenciales de seguridad debilitadas. Todos estos aspectos deben mejorarse para que los dispositivos tecnológicos domésticos no puedan poner en riesgo tu hogar.
Algunos ejemplos alarmantes
El TP-Link Archer AX73, uno de los routers más caros del mercado, no salió muy bien parado en esta investigación. La causa es que lleva contraseñas muy sencillas de piratear y esto supone un riesgo para el usuario si el pirata informático se conecta a las redes de su casa.
Otro dispositivo que dio problemas fue la Smart TV Samsung QE55Q60T, ya que algunas de sus aplicaciones envían datos sensibles a terceras personas y no están cifrados. Esto atenta contra el derecho a la intimidad. La Raykube, por su parte, una cerradura para una puerta inteligente podía piratearse y abrirse en pocos minutos.
El último ejemplo es el del monitor Motorola Comfort Connect 85 para recién nacidos. Como se controla en remoto, este dispositivo puede poner música, apagar su sensor de movimiento o, por qué no, reiniciarse. Esto implica que puede recibir órdenes de un atacante.
La necesidad de una normativa
La OCU considera necesaria una responsabilidad absoluta por parte de los fabricantes y un marco normativo que asegure al cliente la seguridad de su hogar. Hoy en día, se está elaborando la Ley Europea de Ciberseguridad y se espera que trate este tipo de brechas de seguridad en los dispositivos domésticos.
Para comercializar uno de estos dispositivos, deberían exigirse unos requisitos mínimos de seguridad e ir actualizándose durante todo el tiempo que duren. En última instancia, el fabricante es el responsable de la seguridad de estos productos antes de que se vendan. Además, tendrán que poner en marcha los procedimientos correspondientes para retirar aquellos que sean peligrosos.