Cada vez más bancos y entidades financieras se transforman hacia el retail o la banca minorista. Al menos así lo indica un reciente informe de Price Waterhouse Cooper (PwC), quienes aseguran que esta tendencia se extendió a actividades minoristas que aumentan en países de todos los continentes.
Pero de la mano de los cambios vienen también nuevos desafíos, y el retail banking no está exento de ellos. Junto con la digitalización creciente de todo el sector financiero y los innovadores servicios que aparecen en el mercado, el futuro de la banca parece ser más presente que nunca.
Aunque, ¿de qué se trata exactamente el retail bank? Aquí te contamos.
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Retail banking industry: ¿de qué se trata este sector?
El retail banking, banca retail o banca minorista se trata de esos bancos que ofrecen servicios a individuos —ahorradores y/o inversores particulares, indistintamente— y a pequeñas y medianas empresas o negocios, en lugar de trabajar con corporaciones de gran tamaño o instituciones financieras.
Otra forma de definirlo es como la actividad bancaria que ocurre entre los consumidores y sus bancos personales, generalmente compuesta de servicios bancarios básicos como cuentas de ahorro, cheques y préstamos.
La banca retail es la más extendida y conocida. A su vez, puede dividirse en dos tipos según los productos y servicios que ofrecen —si bien, con el digital retail banking, los mismos se han visto diversificado y complejizado considerablemente—:
- Banca privada: asesoramiento financiero, bonos y fondos de inversión, entre otros.
- Banca de particulares: cuentas a la vista, depósitos, hipotecas y créditos, etc.
Cada vez más, estos bancos retail se han transformado hacia la digitalización, funcionando de manera online y a través de Internet para expandir su alcance y ofrecer experiencias mejores y con mayor nivel de personalización.

Algunos productos de la banca retail
Ahora bien, ¿cómo funciona este sector bancario? Principalmente, ofreciendo productos destinados a la gestión de las necesidades financieras relacionadas a gastos diarios o eventos especiales de la vida, como puede serlo comprar una casa.
Generalmente, estos productos son:
- Cuenta bancaria: este producto es el más básico de un banco, y suele incluir opciones de ahorro y consumo, así como la posibilidad de tener una tarjeta de débito y realizar pagos online. Asimismo, permite hacer transferencias y extraer dinero en efectivo, aunque con ciertos límites diarios.
- Plazos fijos: es la opción de ahorro más elegida por inversores principiantes y/o moderados. Este permite obtener ciertos intereses a cambio de dejar una cantidad de dinero depositada sin ser utilizada por un período de tiempo determinado.
- Tarjeta de crédito: similares a las de débito, estas permiten financiar ciertos consumos para no tener que pagarlos en el momento, sino más adelante e, incluso, en cuotas. Recuerda que los pagos luego pueden contener intereses.
- Créditos personales: consiste en el préstamos de cierta cantidad de dinero para poder adquirir bienes determinados, a cambio de su devolución a futuro con una tasa de interés preestablecida.

El futuro (¿o presente?) del retail bank
La banca minorista continúa evolucionando, creciendo desde los productos básicos de captación de ahorro y financiación hacia posiciones más complejas e innovadoras. Todo esto de la mano de las posibilidades de Internet y del mismo mercado financiero.
En este sentido, la banca online ha supuesto una revolución también en el acceso y la inmediatez de los consumidores hacia sus productos, algo que supone, un desafío para el sector, que debe invertir sin temores en procesos ágiles e innovadores. Esto si es que busca reducir costos, aumentar ingresos y ofrecer una mejor experiencia al cliente.
La transformación digital, la generación de experiencias satisfactorias y novedosas, y la convivencia con los nuevos actores financieros son los grandes desafíos que enfrenta el retail banking. ¿El sector está listo para esto?