Historia de los boligrafos
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La historia de los bolígrafos desde la antigüedad hasta ahora

Aunque cada vez se escriba menos con bolígrafos, sustituidos por la era digital y un teclado a veces demasiado sensible, aún resisten. Muchos de los que tenemos son bolígrafos de propaganda, porque es cierto que cada vez se compran menos y lo importante es que pinten bien, pero sobre todo, es importante que quien los utilice sepa escribir, en cuanto a caligrafía y a ortografía, porque esa también ha sido la otra cara de la sociedad digital, la más negativa de todas.

De las abreviaturas sin fin de las palabras escritas en un sms antes y del diccionario predictivo después, de la falta de lectura y de la falta de atención, parece que las haches son más mudas que nunca, que las tildes están condenadas a desaparecer y que la i griega ha conquistado todas los lugares que antes ocupaban las dos eles, felices.

La escritura de puño y letra cada vez está más cotizada, limitándose a veces a una receta médica, aunque también esto se está digitalizando. Las postales están cogiendo polvo en las tiendas de souvenir y quienes inventan los iconos de whatsapp se frotan las manos para saber cuál será la siguiente creación.

Y es que las formas de comunicación cambian. De las pinturas rupestres ha llovido mucho. Muchísimo. El ser humano siempre ha sentido la necesidad de comunicarse, es social por naturaleza y a medida que ha ido avanzando la Historia, ha ido perfeccionando los métodos.

Historia del boligrafo

Basta pensar en la pluma con la que escriben en Juego de Tronos. Cuesta imaginar que se pudiese escribir así, pero en realidad, no hace tanto que existe el bolígrafo tal y como lo conocemos y el uso de la pluma (de la pluma moderna) está reservado a unos pocos, coleccionistas, detallistas y pacientes.

Poco se habla de la curiosa historia de cómo se inventó el bolígrafo y, sin embargo, debiera ser tan importante como cómo nació internet, – que se estudia constantemente en muchas universidades de disciplinas distintas -.  No obstante, Google le dedicó un doodle en 2016 al ciudadano húngaro – argentino Ladislao José Biro que patentó el primer bolígrafo moderno.

Siendo periodista y debiendo escribir de forma muy asidua, su objetivo era inventar un sistema que evitase que la tinta de la pluma se atascase  y que no manchase y en ello estuvo trabajando en los años 30, consiguiendo patentar la primera versión en 1938 en la Feria de Internacional de Budapest.

Ya a principios de los años 40, el presidente de Argentina, al enterarse de su registro, le facilitó la entrada al país, donde huyó de la represión a los judíos que estaba comenzando con la Segunda Guerra Mundial.

Allí, con un hermano y otro compañero también húngaro, perfeccionaron las últimas técnicas y aunque al inicio era muy costoso, tras vender la licencia, primero a Eversharp y más tarde a la empresa BIC, el uso de bolígrafos se extendió considerablemente por todo el mundo, gracias también al lanzamiento que haría la marca francesa con producto a bajo coste.

Exactamente, fue la empresa BIC quien se encargó de popularizar y democratizar el uso del bolígrafo que tanto nos ha acompañado en la época del colegio, el instituto y la universidad  y tantos exámenes ha hecho por nosotros, llevando consigo, escrito con compás, varias fórmulas de física, o si era de letras, en un minúsculo pergamino junto a la tinta. Seguramente que Biro no se lo podría haber imaginado nunca.

Por otro lado, si se sigue con atención la cronología de los bolígrafos, se verá que Pepsicola fue el primero en decidir hacer bolígrafos para publicidad, pero en su caso, al ser en  1937, aún se decantó por la pluma.

Cuesta imaginar hoy en día una pluma como soporte de publicidad, al menos de un producto de gran consumo, pero el caso que fue la competencia de Coca- Cola quien, parece, dio el pistoletazo de salida al uso de bolígrafos de propaganda.

Y es que es una muy buena forma de hacer publicidad o, más bien, mantener el recuerdo de la marca y, además, enseñársela al resto, ya que muchas personas llevan siempre un bolígrafo encima.

Hoy por hoy, además, cada vez se pueden fabricar más bolígrafos personalizados que tengan que ver con lo que quiere comunicar la empresa, como bolígrafos hechos en material reciclado o cosas similar, porque hasta lo más nimio que sale de la empresa, comunica y se suma a la imagen que los clientes potenciales pueden tener de la empresa.

Igualmente, la facilidad para el diseño y la fabricación es tal que se puede cambiar perfectamente de modelo con motivo de una feria, un aniversario o una efeméride.

Volviendo a Biro. Murió el 24 de octubre de 1985 en Buenos Aires, después de haber dejado a la humanidad el bolígrafo tal y como lo conocemos. Pero también otros 31 inventos que patentó.

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