Una enfermedad degenerativa que puede traer serios problemas a nuestra capacidad visual.
La edad es algo que nos pasa factura en mayor o menor medida. Con el paso de los años perdemos fuerza, agilidad, coordinación y muchas habilidades y capacidades desarrolladas a lo largo de nuestras edades más tempranas. El organismo se va resintiendo y perdiendo facultades que pueden provocar incluso enfermedades.
Una de ellas es la DMAE. También conocida como Degeneración Macular Asociada a la Edad, es una dolencia que afecta directamente a nuestra capacidad visual y que afecta al 30% de las personas mayores de 75 años. Se caracteriza por afectar sobre todo a la parte central de las retintas y, por tanto, por provocar que nuestra visión se vea seriamente perjudicada.
Por lo general, esta enfermedad provoca que la visión central pueda resultar borrosa, haciendo que la parte que ubiquemos en el centro de la imagen se vea peor que la zona periférica. De forma similar, también hace que se provoque cierta alteración tanto en la forma como en el tamaño de las imágenes que visualizamos, provocando lo que se conoce como metamorfopsia, macropsia (aumento del tamaño) o micropsia (disminución del tamaño).
¿Cómo puede tratarse la DMAE?
Antes de nada, hay que aclarar que existen dos tipos de Degeneración Macular Asociada a la Edad: la seca o atrófica, más frecuente y causante de una pérdida progresiva de células nerviosas; y la húmeda o exudativa, mucho más fuerte al generar un tejido bajo las capas de la retina que puede sangrar.
Sabiendo esta, aparecen diferentes tipos de tratamiento en función del tipo que sufra cada paciente. Los sujetos con DMAE húmeda pueden recibir inyecciones de forma periódica con determinados medicamentos que frenan el avance de la enfermedad e incluso hacer que la visión mejore. La investigación sanitaria ha conseguido frenar e incluso revertir ligeramente la peor variante de esta enfermedad.
Por otra parte, la DMAE seca no tienen ningún tipo de tratamiento en especial. Lo único que puede hacerse es ralentizar el avance de la enfermedad a través de complejos vitamínicos y una mejora en la dieta; pero no puede hacerse nada para detenerla, como sí ocurre con la húmeda a pesar de ser más agresiva.
El porcentaje de afectados por esta enfermedad degenerativa es cada vez mayor, por lo que conocer a fondo qué es y cómo puede tratarse resulta fundamental para responder al menor indicio de su presencia.
