Tener calidad de vida implica ser capaz de poder utilizar la totalidad de los sentidos al tope de sus capacidades. La vista, como sentido, es uno de los que más rápido puede deteriorarse y por factores que van desde la genética hasta los malos hábitos o descuidos. Para mejorarla, hay una serie de tratamientos, intervenciones y productos. Las lentillas progresivas están entre las más buscadas hoy día.
Desde luego, aparte de conocer ¿cómo funcionan las lentillas progresivas?, es necesario saber cuáles son las patologías más comunes para las que se diagnostican. Y eso lleva a hablar del papel que tiene una óptica optometrista, puesto que será en estos recintos especializados donde se diagnostique el padecimiento de la persona, para ver si es necesario o no utilizar lentillas o gafas, ya que no en todos los casos se requieren.
Así pues, las principales condiciones para las que se emplean las lentillas progresivas son:
- Miopía.
- Hipermetropía.
- Astigmatismo.
- Presbicia.
Sabido esto, también es reconocible el hecho de que existen en la actualidad múltiples productos y tratamientos para corregir tales patologías. Sin embargo, las lentillas progresivas se han posicionado como una tendencia en auge, ya que brindan comodidad y soluciones a partes iguales.
¿Qué son y cómo funcionan?
La lentilla o lente de contacto es un pequeño disco hecho de algún material rígido o blando -depende de lo que la óptica optometrista decida de acuerdo a las características de la enfermedad a corregir- que suelen estar empleadas para mejorar la capacidad de visión de las personas. A diferencia de las gafas, tienen en la discreción, en la comodidad y en afectar poco y nada a las actividades diarias, sus principales ventajas.
En el caso de las lentillas progresivas, lo que también lleva a resolver la duda de ¿cómo funcionan las lentillas progresivas?, estas se encuentran graduadas para un tipo de función concreta en cuanto a las necesidades de visión de una persona, pero no lo hacen de manera única, sino que tienen múltiples puntos de visión que varían de acuerdo a si algo está lejos, está cerca, si se necesita enfocar o se requiere mayor nitidez. Es por eso que también se suele utilizar el término multifocal o bifocal para referirse a algunas de estas lentillas.
Tipos y funcionamiento detallado de las más comunes
Hay clínicas especializadas en el desarrollo de las soluciones para la visión, como esta óptica optometrista en Málaga, que puede servir de ejemplo para ver los avances en el tema de las lentillas progresivas, ya que en la actualidad hay muchas variantes y es a partir de estas que se desarrollan las soluciones, porque todas son personalizadas de acuerdo a las necesidades de cada usuario. Así, hay varios tipos y cada uno tiene su funcionamiento:
Según su material
Ante la duda de ¿cómo funcionan las lentillas progresivas?, es necesario diferenciar los materiales:
- Las lentillas progresivas de tipo rígido están pensadas para una mejor visión, son más cómodas al llevarlas colocadas durante largos periodos, pero requieren de un tiempo de adaptación.
- Las lentillas de tipo blando son ideales para llevarlas en días específicos -algunas, incluso, son desechables-.
Según su forma de enfoque
Actualmente, es posible encontrar lentillas progresivas bifocales o multifocales, y dentro de ese grupo, se pueden encontrar al mismo tiempo algunos tipos más específicos.
- Lentillas progresivas bifocales: tienen dos puntos de enfoque. Uno para ver cosas lejanas con nitidez -suele ser la parte superior y central de la lentilla- y otro para enfocar cosas cercanas -suele ser la parte inferior-.
- Lentillas progresivas multifocales: tienen diferentes puntos de enfoque, pudiendo ser concéntricas o asféricas, que permiten una graduación muy específica de la experiencia de visión, por lo que se consideran las más avanzadas en la actualidad.
En general, las lentillas de este tipo corrigen con un alto nivel de exactitud los problemas de visión que tenga una persona. Sin embargo, antes de pensar en cuál solución será la adecuada, es preciso mencionar que todo debe ocurrir luego de la evaluación de un optometrista.