Cuidar la imagen de la empresa es una de las prioridades de los emprendedores en todo el planeta. Conseguir que el nombre del establecimiento cale en las mentes de los usuarios y que reconozcan la marca es clave para elevar la fidelidad del público objetivo.
En un momento en el que se lucha por crear innovadoras fórmulas de marketing y promoción, los especialistas en este sector no olvidan las herramientas tradicionales. Uno de los recursos más efectivos en ese sentido es el uso de las bolsas troqueladas personalizadas.
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La bolsa, un elemento presente
La bolsa es un recurso necesario en comercios de muy distinta naturaleza. Este ‘contenedor’ de objetos se lleva a casa con los productos y se puede reutilizar. De hecho, en 2022 se utilizaban en España un total de 8.800 bolsas al año, un dato que demuestra la importante presencia de este elemento en nuestras vidas.
Al aunar usabilidad con estética, las empresas han conseguido una herramienta de branding muy potente y efectiva: imprimen sus logos o nombres para que la bolsa sea un testimonio visual de su actividad. Es, en resumen, una forma muy sencilla de elevar la presencia de la marca de un modo totalmente pasivo para el cliente.
Esto hace que la bolsa siempre esté presente en los comercios y que, con una mínima inversión, los empresarios faciliten al cliente el transporte del producto con un medio de comunicación visual de su proyecto.
La evolución de la bolsa: de la personalización a la sostenibilidad
Para que el uso de la bolsa tenga una rentabilidad desde el ámbito del branding y la publicidad, estos objetos deben estar personalizados.
Para ello, existen muchísimas empresas especializadas en crear bolsas de plástico troqueladas y serigrafiadas de fábrica. Las opciones son prácticamente infinitas y se pueden personalizar al gusto del empresario: con fuelles en los laterales o en la base, con impresión a una o dos tintas y por una o por las dos caras.
Con el asunto de la imagen resuelto, hay que tener en cuenta otra serie de características que se han ido integrando en las empresas a la hora de elegir las bolsas más adecuadas:
- Funcionales: las bolsas elegidas deben responder a un diseño funcional y que se adapte a lo que deben contener. Por eso, los productores cuentan con distintos modelos y tamaños para que cada empresario elija la bolsa troquelada personalizada más conveniente para su proyecto comercial.
- Ecológicas: las sensibilidades actuales demandan una responsabilidad social por parte de las empresas. En este caso, se consigue gracias al uso de materiales plásticos reciclados. Algunos productores crean sus bolsas personalizadas con más del 70 % del material reciclado, contribuyendo al sostenimiento del medio ambiente.
- Reutilizables: todos estos esfuerzos de imagen y de sostenibilidad no servirían de nada si las bolsas no fueran reutilizables. Gracias a la resistencia de los materiales, los clientes finales pueden hacer uso continuado de estas bolsas, llevando consigo la imagen de marca de las empresas.
Estos valores demuestran por qué un elemento tan funcional y tradicional como la bolsa sigue siendo clave en las campañas de marketing de la mayor parte de empresas del planeta. Gracias a ellas, se puede divulgar una marca o un mensaje de manera económica y efectiva.