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Felipe II y su reinado
Felipe II fue Rey de España desde 1556 hasta su muerte en 1598. También fue Rey de Nápoles, Portugal, Sicilia, Inglaterra, Irlanda, las Indias, soberano de los Países bajos y Duque de Milán y Borgoña. Heredó el trono de su padre, Carlos I de España. Protagonizó la famosa “Unión Dinástica” que duró unos sesenta años, convirtiéndose en el primer imperio mundial en poseer bajo su dominio, territorios de todos los continentes habitados por el hombre en el planeta. Pero su no estaba exenta de intrigas a manos de Antonio Pérez del Hierro, el secretario de cámara y del Consejo de Estado del Rey de España.

Antonio Pérez y su traición al Rey
Desde su nacimiento, la vida de Antonio Pérez estuvo marcada por el misterio, pues aún se discute el origen, así como los indicios de un aparente parentesco con Ruy Gómez de Silva, el príncipe de Éboli por aquel entonces. A pesar de estos “supuestos”, la historia señala que fue hijo de Gonzalo Pérez, Secretario de Cámara del Rey Carlos I.
Su padre fue quien lo condujo hacia el camino político, convirtiéndose en secretario del Rey Felipe II. Era un hombre ambicioso, que amaba la vida llena de lujos y las pinturas famosas. También fue un hombre muy audaz e inteligente, cualidades que lo ayudaron a ganarse la confianza del rey quien seguía sus consejos. De esta manera consiguió una buena fortuna y privilegiada posición dentro de la monarquía.

En aquel entonces crecía el descontento en varios de los territorios que lideraba el Rey Felipe II, principalmente en las 17 provincias Flamencas, pues fueron uno de los primeros lugares en pagar las consecuencias de una monarquía llena de deudas.
A pesar de que existían diferencias entre ellas, el descontento hacia algunas políticas del rey suponía un porcentaje de unión, de esta manera surgieron variadas rebeliones marcadas principalmente por la pérdida de libertades propias y los altos impuestos que debían pagar.
Antonio Pérez tuvo una asociación con la princesa de Éboli, cuestión que fue de provecho para ambos. Compartían y traficaban secretos de estado y esto no tardó mucho en conocerse.

Juan de Escobedo, era secretario personal de Don Juan de Austria, hermanastro del rey Felipe II. Esto fue gracias a la recomendación de Antonio Pérez, quien lo hizo con la finalidad de que éste lo vigilase, pero la jugada no resultó como él quería, pues Juan de Escobedo se convirtió en uno de sus hombres más fieles.
En varias ocasiones, Escobedo intentó conseguir la aprobación de fondos que contribuirían con acuerdos de paz entre los rebeldes, la invasión de Inglaterra y salida de los Tercios de las tierras que Juan de Austria lideraba. A pesar de sus constantes esfuerzos, no lograba conseguir los objetivos.
Escobedo consiguió pruebas de los negocios ilícitos de Antonio Pérez y su apoyo a los rebeldes de las provincias flamencas que estaban uniéndose en contra del Rey. De esta manera pudo amenazar a Antonio Pérez con el fin de conseguir la aprobación de los requerimientos de su regente.

Por temor a que esto ocurriera, Antonio Pérez comenzó a manchar la imagen de Don Juan frente al rey Felipe II, insinuando que este pretendía destronarlo de su puesto, y que Escobedo era su principal aliado para lograrlo.
El rey comenzó a sentirse amenazado por su hermanastro y aceptó los malintencionados consejos de su secretario que pretendían no solo detener a Escobedo sino eliminarlo. Luego de discutirlo, el rey Felipe II le dio la orden de asesinar al secretario de Don Juan. En un principio intentó envenenarlo varias veces pero falló, así que contrató asesinos a sueldo que terminaron con la vida de Escobedo un 31 de marzo de 1578.
El rey Felipe II protegió a Antonio Pérez durante un tiempo hasta que concluyó que este lo había traicionado. La influencia del Secretario Real, Mateo Vásquez, desempeñó un papel fundamental en la encarcelación de Pérez y su aliada, la princesa de Éboli.